Árboles
Los árboles marcan un tiempo, unas personas, un territorio. Delante la Masia tenemos un pino, el cual lo recibimos hace unos años con otros árboles que se estaban trasplantando para arreglar el jardín. El abuelo, Josep Massana, decidió dejarlo aunque era muy pequeño y se dudaba de si crecería o no, de si resistiría. Con el paso del tiempo, el pino enraizó bien y hoy mide unos treinta metros. Este hecho lo podríamos considerar una metáfora de lo que ha pasado con nuestra familia. A partir del trabajo bien hecho, constante del día a día y la perseverancia, se pueden conseguir grandes objetivos.
El vino siempre presente
Durante los veranos de los años 60 y 70, la Masia se llenaba de familiares que vivían fuera, tíos, primos y conocidos. Los niños siempre estaban por la finca, haciendo alguna que otra travesura. Una guerra con los huevos del gallinero, por ejemplo, y ya os podéis imaginar la sorpresa de los mayores cuando iban a buscar los huevos! O un concurso de beber vino directamente de la bota, en el cual había alguno de más listo que fingía que bebía, pero otros no eran tan listos... Durante la vendimia, los trabajadores se quedaban a comer en la viña, se traían la comida y el bote con su vino, los niños de la casa siempre escondían el bote del jefe del grupo para que se enfadara un buen rato, imaginad como se perseguían entre cepas!
La balsa
Dentro de la finca hay una balsa, a los años 60 se acumulaba agua para regar el huerto, pero todos los niños y jóvenes de Sant Pau la utilizaban de piscina y muchos aprendieron a nadar allí. Durante todo el verano era una fiesta.